Hace unos meses, me escribió una chica desesperada.
No es la primera. A menudo nos escribe gente contándonos(me) su situación y preguntando cómo puede salir de ella. Pero de esta chica me llamó mucho la atención su mayor preocupación.
Su mayor preocupación no era la enfermedad que la corrompía por dentro desde hacía 10 años. Era que no tenía un propósito en la vida. No tenía un PORQUÉ. Y si no tienes un porqué, tampoco tienes un PARA QUÉ.
¿Tenía razón en preocuparse tanto?
Sí y no. Ahora te cuento.
¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Para qué vivimos?
Lo primero es preguntarse “para qué maldita sea tenemos que vivir esta vida llena de desdichas” (y de dichas), pero nos encanta centrarnos en lo negativo, vivamos la situación que vivamos.
Bien, pues te respondo a esto: ¿Para qué estamos en este mundo?
Encontrar el propósito de la vida depende de tus creencias.
Los creyentes (religiosos) tienen el propósito de vivir para poder ir al paraíso, los budistas el propósito de alcanzar la sabiduría, entendida como un estado en el que te resbala todo, lo bueno y lo malo. —Ojo, nada que ver con el pasotismo ni la falta de emociones, compasión o empatía.—
Los “negativos”, “realistas” y egoístas piensan que la vida está para vivirla “lo mejor posible”, mirándose el ombligo desde que se levantan hasta que se acuestan.
¿La única realidad que conocemos a ciencia cierta? VIVIMOS. Formamos parte del planeta como un organismo más. Eso es todo.
¿Entonces no necesito encontrar un propósito en mi vida para vivir feliz?
Esta pregunta me encanta porque demuestra que tú no quieres un propósito, lo que quieres es ser más feliz.
Pues lo siento, estás buscando en el sitio equivocado: Encontrar un propósito (y/o una vocación) ayuda. Pero no es necesario para vivir feliz, la felicidad te la dan 2 cosas:
1- SER CONSECUENTE. Con tus valores, con tus ideas, con tu forma de actuar con los demás y contigo mismo. Da igual qué valores sean. No vamos a hablar de ética.
*Si no sabes cuáles son tus valores, abre esto y leelo luego.
2- AMAR A LAS PERSONAS. Aceptarlas como son, compadecerte y ayudar a quien se cruce por tu camino y te pida ayuda. Dar «amor» aporta felicidad, no digo en pareja, ni a tus hijos. No te hacen falta, hay millones de personas en el mundo que morirían por una palabra amable. Quizá el mendigo de debajo de tu casa, no hace falta irse a la India.
Aún así, descuida: TÚ Y YO SÍ TENEMOS UN PROPÓSITO…
¿Cuál es el propósito de cualquiera? O sea, el motivo por el que cada persona está en este mundo:
SUPERARSE. Judíos, cristianos, budistas, ateos, agnósticos,… Todo el mundo tiene el propósito de ser cada vez mejor, para un fin o para otro.
En eso consiste la vida, y en eso consiste la evolución: En mejorar.
Seguro que no soy la única que lo piensa, pero la vida se parece mucho a un videojuego, cada vez que te pasas una pantalla llega un nivel más difícil. Y así es el mundo.
Por eso la vida te da palos. Porque son los que te empujan a mejorar en una dirección o en otra. Hay quien malinterpreta el trato que recibe de la vida y se excusa en sus desdichas para ser peor.
Peor para él (o ella). Cuando no sigues la corriente del juego, la corriente termina por engullirte.
*En uno de los emails que envío aquí, decía que en la vida no hay que ser salmón, está bien serlo en algunas cosas, pero en general es mucho más útil y productivo ser burrito. Suscríbete y pídeme por correo esta metáfora. Te prometo que te facilitará tu vida y tus decisiones enormemente.
Sobre todo, ten claro: TÚ NO tienes las peores cartas para jugar; tienes UNAS cartas y tienes que jugarlas lo mejor que sepas.
¿Te estoy diciendo que mires el lado bueno de las cosas?
No. Ser demasiado positivo es contraproducente, es irreal.
Te estoy diciendo que las aceptes, sin más. Porque el mundo es así, y quejarte y ser infeliz porque es así es igual de absurdo que quejarte y ser infeliz porque el cielo no es de color verde, o porque hay más agua que tierra en nuestro planeta.
¿Te parece absurdo quejarte por eso?
Pues es equivalente a quejarse porque llueve. (Uno de los deportes nacionales en España).
Es lo mismo que ser infeliz porque has nacido con los ojos marrones, o con las piernas más cortas, o el culo más gordo.
IGUAL.
Igual de absurdo.
No me olvido de aquellos a los que la vida les da palos desde que nacen. Y sí, a ojos de una humanidad compasiva, ES INJUSTO.
Hay quien, por alguna extraña razón, empieza en niveles muy altos de exigencia en la vida. Pantallas muy avanzadas en un juego que apenas conocen.
Los hay que lo atribuirán a vidas anteriores o alineaciones extraterrestres. Eso ya no lo sabe nadie a ciencia cierta.
Pero lo que es real es que ESAS SON SUS CARTAS. Una vez más hay que jugarlas lo mejor que sepas, y evitar la autocompasión crónica. La autocompasión es el peor enemigo de la acción. Te paraliza y te convierte en víctima indefensa (se acaba confundiendo con el victimismo).
Pero para salir de las desgracias y mejorar, es necesario actuar. Es necesario jugar, y no quedarse la casilla de sufrimiento.
De todo esto, solo se pueden sacar dos cosas en claro:
1- La vida es agridulce, como la tierra es marrón y azul desde el espacio. ACÉPTALO. Y aprende a vivir con ello.
2- Si la vida te lo pone así es porque puedes con ello. No se trata de llamarte Mr. Wonderful y montar un puesto de limonadas, se trata de aceptar, evaluar y continuar. Y esto se consigue con tiempo y constancia. Pase lo que pase. Pasito a pasito en la dirección correcta. (Burrito)
Ahora que ya hemos tocado todos los juegos, vamos a hablar de los que aspiran a encontrar un propósito importante a lo largo de su vida (por ejemplo: salvar la vida de alguien, ser famosos o alcanzar el controvertido “ÉXITO”).
El éxito es estar enamorado de tu propia vida.
Es aceptarla y quererla tal y como es, con sus virtudes y defectos.
Encontrar mi propósito (o mi por qué) en la vida


Es cierto que TODOS tenemos un por qué, uno en común a toda la humanidad y a todo ser vivo. Pero puede que solo tengas ese, o puede que tengas muchos.
Hay 2 tipos de personas, las que nacen y quieren ser médicos o misioneros para salvar vidas desde que tienen uso de razón (las que tienen una VOCACIÓN), y las «multipotenciales» que somos la mayoría y que según la época de nuestra vida nos apetece hacer cosas distintas.
A los multipotenciales (entre los que me incluyo), al no tener vocación, nos deprime mucho darnos cuenta que de no logramos centrar nuestro mundo en algo. Necesitamos cambios constantes, probar cosas distintas. Y asumimos que no tenemos un propósito en la vida.
La primera opción es mucho más fácil y posiblemente satisfactoria, y la segunda… digamos que puede ser más amena si te lo montas bien. Si no, encontrarás mucha infelicidad.
Pero cuidado.
No confundas propósito de vida con vocación. No cultives “aires de grandeza” en cuanto a tener un propósito en tu vida.
Si tu propósito fuese salvar la vida de alguien, ¿qué pasaría una vez lo hubieses conseguido? ¿Se acabó el propósito, se acabó la vida?
Ni mucho menos.
Tu porqué, o tu propósito nunca debe estar relacionado directamente con los demás. Pero siempre indirectamente. Muy sencillo de entender:
La vida demuestra que cuando una especie deja de mejorar y superarse (evolucionar), se extingue. Por tanto, hemos quedado que el propósito de la vida (para cualquier especie), es ADAPTARSE y SUPERARSE, o sea, mejorar.
Si solo te centras en hacer felices y ayudar a los demás, FAIL, ERROR. Porque te abandonarás tanto a ti mismo que no serás capaz de ayudar a nadie.
La superación está en el equilibrio: cuídate a ti, cuida a los demás y cuida este mundo que es igual o más mágico que el de Avatar o el de Harry Potter.
Cuídate a ti, para poder cuidar a los demás y en consecuencia cuidar de este mundo.
Centrarte solo en ti mismo, MAL.
Centrarse solo en los demás o en alguien en concreto, MAL.
Ni tu pareja, ni tus hijos.
No exception.
Si tú no tienes salud (física y mental), no podrás cuidarles. Si no eres capaz de aceptar y ser “feliz” por ti mismo, tus hijos crecerán con la idea de que su felicidad depende de los demás.
Espero que tu propósito y el de todos, haya quedado claro: superarse, mejorar. Para poder quedarte en el juego todo lo posible, y luego pasar a mejor vida. O, simplemente, haber hecho de tu pequeño entorno un lugar mejor.
Así que los que tienen una vocación pueden hacerlo a través de ella. Los que no la tenemos, podemos hacerlo a través de los diferentes ámbitos que vayan interesándonos a lo largo de la vida.
No pierdas tu vida buscando cosas que no son para ti. No malgastes el escaso tiempo de nuestro paso por el mundo persiguiendo los fantasmas de la “felicidad”.
Persigue experiencias que te ayuden a SUPERARTE. Y hasta la experiencia más estúpida, al cabo de un tiempo puede convertirse en una enseñanza que te permitió mejorar.